jueves, 29 de julio de 2010

> el cristal con que se mira.

DIFERENCIAS. Su contrato parece tener dos lecturas distintas.
El alejamiento del delantero colombiano César Alarcón, parece que ha tenido algunos trasfondos tras su paso por Plaza Colonia y ello ha generado bastante polémica entre ambas partes.
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Según se supo, antes de dejar de vestir la elástica albiverde y viajar a su país, el interesado presentó un reclamo de adeudos en la Asociación Uruguaya de Fútbol, por atrasos en el cobro de haberes de los meses de junio y julio.
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Desde la entidad que dirige Enrique Machuca, se reconoció que había un atraso económico en las obligaciones con sus profesionales de los últimos sesenta días y no hubo nunca mala voluntad para ponerse al día, pero lo que faltaba era el circulante.
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Las deudas con los profesionales es moneda corriente en la mayoría de los cuadros, más aún cuando se para la pelota por tanto tiempo como ocurre en la Segunda División Profesional, donde muchos de ellos, hasta salen a pedir adelantos a terceros para poder cubrirse.
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Así fue que Alarcón como jugador reclamó algo que le pareció era justo, es decir que se respetara su convenio colectivo de trabajo, más aún cuando sabía que el regreso a su país natal era inminente.
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Pero el acuerdo de 'mundo pata blanca' con él, no era directo sino un arreglo permisivo y conveniente con responsabilidad de un tercero, indispensable para una economía flaca como la que sobrellevan hoy.
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Ya cuando el delantero se acercó a vestir la casaca placista, la condición indispensable era que sus derechos económicos fueran abonados 'por fuera' y así Plaza Colonia no se haría responsable de esos costos, bajo ningún concepto.
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Así se le hizo un contrato con vigencia hasta el 30 de mayo, casos en los que se hace firmar al jugador todos los recibos de sueldo hasta el final del convenio, pero en la Tesorería se dieron cuenta del error y le hicieron otro hasta julio, porque se debe hacer así.
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Pero según parece, por error administrativo involuntario, olvidaron hacerle firmar los dos recibos faltantes y ante esta situación, Alarcón se habría presentado en sede aufista a reclamar los sesenta días no cobrados.
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Así fue que saltaron las alarmas, ahora en la entidad no ven con buenos ojos tal actitud porque dicen que siempre actuaron de buena fe y desde ese momento nació una rispidez entre ambas partes, que aún al día de hoy persiste.
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contacto
plazacoloniatk@hotmail.com